Diabetes, entre lo dulce y lo amargo
Victor Hugo Juarez
guatemalanoticias@gmail.com
El control adecuado y una buena dieta contribuyen a elevar la calidad de vida de quienes la padecen.
Aunque, en su remoto origen, la diabetes recibió su nombre del olor y sabor dulce de la miel, para las personas que viven con esa condición la vida puede resultar una experiencia poco menos que amarga, cuando no se mantiene un régimen adecuado de vida o cuidados médicos y alimenticios suficientes. Los riesgos de esta enfermedad son muy altos; infarto, ceguera, amputaciones que están frecuentemente vinculadas a ella.
La diabetes es un desorden del metabolismo, el proceso que convierte el alimento que ingerimos en energía; en este proceso el factor más importante es la insulina, hormona segregada por el páncreas.
Durante la digestión se descomponen los alimentos para crear glucosa, la mayor fuente de combustible para el cuerpo, la cual se distribuye a los tejidos a través del torrente sanguíneo. La insulina actúa como una “llave” que permite a la glucosa ingresar al interior de las células.
La diabetes puede suceder por dos causas principales: El páncreas no produce insulina de manera eficiente –esta es llamada diabetes Tipo 1 o dependiente de insulina, debido a que las personas que la padecen necesitan suministrarse insulina (normalmente de manera inyectada); este tipo de diabetes frecuentemente comienza durante la infancia, y es la razón por la cual a veces se le llama diabetes juvenil. Solo afecta a cerca del 10% del total de personas diabéticas. La segunda causa es que, a pesar de que el páncreas produzca insulina, las células no responden al estimulo de esta, y la glucosa no logra ingresar a las células para ser usada como energía; en este caso se le llama diabetes Tipo 2. Este tipo de diabetes aparece normalmente en edad adulta (a partir de los 40 años de edad, aunque en los últimos años los casos de jóvenes y adolescentes que la padecen se ha incrementado significativamente).
En ambos casos, ya sea en ausencia de la insulina o por falta de eficacia de la misma, los niveles de glucosa se elevan en la sangre y el cuerpo se ve privado de su principal fuente de energía. Además los altos niveles de glucosa en la sangre pueden dañar los vasos sanguíneos, los riñones y los nervios.
No existe una cura para la diabetes. El objetivo que deben tener las personas que la padecen es controlarla: mantener los niveles de glucosa en la sangre lo más cercanos posibles los normales. Un buen control puede ayudar enormemente a la prevención de complicaciones de la diabetes relacionadas al corazón y el sistema circulatorio, los ojos, riñones y nervios.
Un buen control de los niveles de azúcar es posible mediante una dieta planificada, actividad física, toma correcta de medicamentos, revisiones frecuentes del nivel de azúcar en la sangre y seguimiento médico.
En medicina, el término diabetes incluye dos situaciones patológicas diferentes, la diabetes mellitus y la diabetes insípida (ver Recuadro), que no poseen relación patológica alguna, pues sus causas y procesos mórbidos son distintos, aunque comparten ciertas manifestaciones clínicas (la excreción copiosa de orina y la intensa sed que causan su idéntico nombre).
Generalmente, se usa «diabetes» para referirse a la diabetes mellitus, que es un trastorno mucho más frecuente y conocido que la diabetes insípida.
Los diabéticos deben vigilar el consumo de lípidos, porque pueden sufrir dislipidemia, un descontrol en los niveles de las grasas (lípidos) en sangre, los cuales producen un incremento de triglicéridos y de LDL (frecuentemente llamado colesterol malo) y una disminución del HDL (llamado colesterol bueno).
El aumento y acumulación de triglicéridos y LDL pueden ocasionar aterosclerosis o formación de placas de grasa al interior de las arterias, lo cual impide la buena circulación de la sangre y puede ser causa de infartos en corazón, ojos o cerebro.
El colesterol bueno o HDL es fundamental para evitar estos eventos, porque limpia las arterias del LDL y lo conduce al hígado para transformarlo y eliminarlo mediante las heces.
A pesar de todos los avances en el tratamiento de la diabetes, la educación de la persona sobre su propia enfermedad sigue siendo la herramienta fundamental para su control. La gente que la padece no puede simplemente tomarse su medicamento o insulina por la mañana, y olvidarse de su condición el resto del día. Cualquier diferencia en la dieta, el ejercicio, el nivel de estrés, u otros factores puede afectar el nivel de azúcar en la sangre. Por lo tanto, cuanto mejor conozcan los pacientes los efectos de estos factores, mejor será el control que puedan ganar sobre su condición.
“A pesar del aumento en el riesgo de salud que implica, si se tiene una buena actitud, la diabetes puede ser una gran oportunidad para mejorar la calidad de vida, convertirse en un estudiante de la cocina, amar cada bocado, mantenerse motivado a alimentarse saludablemente y llegar a ser un experto en su manejo”, comentó Eduardo López, Gerente de Marca de Glucerna SR, complemento nutricional de Abbott especialmente diseñado para personas con diabetes.
El diabético debe trabajar estrechamente con su médico y/o nutricionista para aprender qué calidad y cantidad de grasas, proteínas y carbohidratos necesita para su alimentación. Los planes específicos de comida deben buscar un balance entre los hábitos y preferencias establecidas, y la construcción de un nuevo estilo de vida.
El manejo del peso es importante para lograr el control de la diabetes. Algunas personas con diabetes Tipo 2 han podido incluso suspender o reducir las dosis de los medicamentos después de bajar de peso, aunque la diabetes siga estando presente. Pero esto es una decisión estrictamente del médico.
Aunque la dieta es uno de los aspectos más importantes en el cuidado cotidiano de las personas con diabetes, existen otros aspectos importantes que se tienen que observar diariamente relacionados al cuidado de los pies, los ojos, etc. Es por eso importante que los diabéticos busquen constantemente recursos para su educación en relación con la enfermedad.
RECUADRO I
Datos rápidos
• La diabetes causa aproximadamente el 5% de muertes, anualmente, en todo el mundo.
• El 80% de las personas con diabetes viven en países con ingresos bajos o medios.
• La mayor parte de las personas con diabetes en estos países son adultos entre los 45 y 64 años.
• Las muertes por diabetes podrían aumentar más de un 50% en los próximos diez años si no se toman acciones urgentes para su control.
Fuente: OMS
RECUADRO II
En breve
• El nombre diabetes proviene del latín diabētes, y éste del griego διαβήτης (diabétes) que significa “correr a través”. Hace referencia al "paso rápido" del agua, debido a la sed y orina frecuentes.
• La diabetes mellitus (o diabetes sacarina) se llama así debido a que la orina de las personas afectadas puede presentar glucosa y por tanto, tener olor y sabor dulce como la miel, de ahí su denominación latina: mellitus.
• La diabetes mellitus es un síndrome, por lo cual esta denominación incluye varios tipos de afecciones diferentes pero con una característica común: la hiperglucemia y sus consecuencias.
• Hay cuatro clases de diabetes mellitus: Tipo 1 (insulinodependiente o diabetes juvenil), Tipo 2 (no insulinodependiente, generalmente iniciada en la adultez), diabetes gestacional (un tipo desarrollado durante el embarazo) y otros tipos de diabetes secundaria (desarrollados en el contexto de otras enfermedades o trastornos que se asocian a la diabetes mellitus). La diabetes insípida (o diabetes de agua) es un trastorno relacionado con la hormona antidiurética, que ocasiona la excreción de grandes cantidades de orina muy diluida y consecuentemente aumento de la sensación de sed para reponer el exceso de agua perdido por orinar.
RECUADRO III
En la Historia
-En el siglo I el filósofo griego Arateus el Capadocio se refirió a la diabetes por primera vez con este nombre, aludiendo al ‘paso’ de orina de la poliuria (eliminación de grandes cantidades de orina) provocada por la diabetes.
-En los siglos posteriores no se encuentra en los escritos médicos referencias a esta enfermedad, hasta que en el siglo XI, el médico y filósofo uzbeko Avicena (980-1037) habla con clara precisión de esta enfermedad en su famoso Canon de la Medicina.
-Fue Thomas Willis, en 1679, quien hizo una descripción de la diabetes quedando desde entonces reconocida por su sintomatología como entidad clínica. Fue él quien, refiriéndose al sabor dulce de la orina, le dio el nombre de diabetes mellitus (diabetes con sabor a miel), a pesar de que ese hecho ya había sido registrado cerca de mil años antes en la India, hacia el año 500.
-En 1775 Dopson identificó la presencia de glucosa en la orina. Frank, en esa época también, clasificó la diabetes en dos tipos: diabetes mellitus (o diabetes vera), y diabetes insípida (porque esta última no presentaba la orina dulce).
-La primera observación hecha a través de una autopsia en un diabético fue realizada por Cawley y publicada en la revista London Medical Journal en 1788. Casi en la misma época el inglés John Rollo, atribuyó la dolencia a una causa gástrica, y consiguió mejorías notables con una dieta rica en proteínas y grasas y limitada en hidratos de carbono.
-Los primeros trabajos experimentales relacionados con el metabolismo de los glúcidos fueron realizados por Claude Bernard, quien descubrió, en 1848, el glucógeno hepático y provocó la aparición de glucosa en la orina excitando los centros bulbares. Ya en la mitad del siglo XIX, e francés Bouchardat señaló la importancia de la obesidad y la vida sedentaria en el origen de la diabetes y trazó las normas para el tratamiento dietético, basándola en la restricción de los glúcidos y en el bajo valor calórico de la dieta.
Mantegase saludable , y viva mas, agradeceremos sus comentarios a guatemalanoticias@gmail y/o todonoticias@gmail.com , Gracias .
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